Publicado el Deja un comentario

Pequeñas sorpresas en silencio

Me gusta sorprender, ilusionar, ser una pequeña chispita de luz para quien pueda necesitarla. Aunque solo sea con un gesto sencillo como regalar un punto de libro.

No suelo dibujar para fechas señaladas. A lo sumo hago un Sant Jordi o una felicitación de Navidad, pero poco más. ¿Por qué? Porque me agobia y en esos momentos me siento poco creativa.

Esta vez quise hacerlo diferente. Me animé a diseñar un punto de libro para regalar. El proyecto no ha sido fácil: para empezar, el gramaje del papel. Tenía que ser, como mínimo, tipo cartulina, pero —cosas que pasan, y quizás porque a veces no sé en qué demonios estoy pensando— me equivoqué y los pedí con un gramaje mucho más fino.

Luego está el tema de mostrarlo en redes… ¡Uf, cuánto me cuesta! Me da muchísima vergüenza y lo encuentro realmente difícil. Aun así, grabé un vídeo (bastante ridículo) del “unboxing” cuando llegaron los puntos al estudio. Quedó inexperto, sí, pero también me reí un buen rato.

Aunque económicamente no he ganado nada, este proyecto me ha regalado muchas cosas buenas. Me he atrevido a salir de mi zona de confort, he hecho algo distinto. Eso de ir a escondidas a una biblioteca y dejar allí los puntos, grabando y haciendo fotos con miedo de que alguien me pillara… no va nada conmigo. Pero lo hice.

Y estoy contenta. Me hace muchísima ilusión pensar que algún día, no sé cuándo, alguien encontrará uno de estos puntos. Y que, aunque solo sea una persona, ese pequeño detalle le saque una sonrisa. Y sienta, de alguna forma, el abrazo que dejé allí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *